APRENDEMOS
A CONVIVIR EN EL AULA
La
violencia no resuelve los conflictos. Sólo crea conflictos nuevos.
En
la escuela aprendemos lengua, matemáticas y otras cosas importantes,
pero
sobretodo debemos aprender a vivir y a trabajar juntos.
La
convivencia
La convivencia organizada y tranquila en el aula es condición
indispensable para un normal desenvolvimiento de la vida en toda institución
educativa. Para ello, es necesario una responsabilidad que no solamente asumen
los maestros sino también los niños, que han de poner cuidado y atención en lo
que se hace o decide, dentro de normas que son generales y aplicables a todos.
Evidentemente,
es importante tener en cuenta que las normas tienen que ser apropiadas a
la comprensión y comportamiento de los niños, así como que sean de estricto
cumplimiento. , asumiéndolas como un compromiso propio y no como algo que se
impone en señal de autoridad. Ha de
trabajarse durante cualquier actividad que se realice en el aula y no como algo aislado.
En la medida en que se van consolidando se
convierten en patrones de comportamiento y formando parte de la personalidad
del niño.
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NORMAS
DE CONVIVENCIA
Las normas establecidas han de ser
respetadas por todos los niños y deben ser aplicadas con constancia y
perseverancia.
Entre algunas normas tenemos:
· Dar los
buenos días o buenas tardes
· Evitar
los golpes y malas palabras
· Hablar en voz baja
· Ordenar
las cosas después de cada actividad.
· Mantener
el aula limpia y sin papeles en el piso.
· Decir
por favor, gracias, por nada, permiso.
· Cuidar
el material y los mobiliarios del aula.
· Respetar
el turno de sus compañeros.
· Ayudar
al docente cuando se le solicite.
· Prestar
atención en las actividades.
Actividad No 1
La lectura del siguiente cuento facilitará en los
niños la comprensión para mejorar la convivencia en el aula.
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El pez arcoíris
El pez arcoíris
En alta mar, en un lugar muy muy lejano, vivía un pez. Pero no se trataba de un pez cualquiera. Era el pez más hermoso de todo el océano. Su brillante traje de escamas tenía todos los colores del arco iris.
Los demás peces admiraban sus preciosas escamas y le llamaban “el pez Arcoíris”. ¡Ven, pez Arcoíris! ¡Ven a jugar con nosotros! –le decían. Pero el pez Arcoíris ni siquiera les contestaba, y pasaba de largo con sus escamas relucientes.
Pero un día, un pececito azul quiso hablar con él.
¡Pez Arcoíris, pez Arcoíris! –le llamó- Por favor, ¿me regalas una de tus brillantes escamas? Son preciosas, ¡y como tienes tantas . . . ¡ ¿Qué te regale una de mis escamas? ¡Pero tú qué te has creído! –Gritó enfadado el pez Arcoíris- ¡Lárgate, fuera de aquí!
El pececito azul se alejó muy asustado. Cuando se encontró con sus amigos, les dijo lo que le había contestado el pez Arcoíris. A partir de aquel día nadie quiso volver a hacerle caso, y ya ni le miraban; cuando se acercaba a ellos, todos le daban la espalda.
¿De qué le servían ahora al pez Arcoíris sus brillantes escamas, si nadie le miraba? Ahora era el pez más solitario de todo el océano. Un día, Arcoíris le preguntó a la estrella de mar: ¡Con lo guapo que soy. . .! ¿Por qué no le gusto a nadie? No lo sé –le contestó la estrella de mar-. Pregúntale al pulpo Octopus, que vive en la cueva que hay detrás del banco de coral. A lo mejor él tiene la respuesta.
El pez Arcoíris encontró la cueva. Era tan oscura que casi no se veía nada. Pero, de pronto, en medio de la oscuridad, se encontró con dos ojos brillantes que lo miraban.
Te estaba esperando –le dijo Octopus con una voz muy profunda-. Las olas me han contado tu historia. Escucha mi consejo: regala a cada pez una de tus brillantes escamas. Entonces, aunque ya no seas el pez más hermoso del océano, volverás a estar muy contento.
Pero . . . Cuando el pez Arcoíris quiso contestarle, ya había desaparecido. “¿Qué regale mis escamas? ¿Mis preciosas escamas brillantes? –pensó el pez Arcoíris, horrorizado. ¡De ninguna manera! ¡No! ¿Cómo podría ser feliz sin ellas?” De pronto, sintió que alguien le rozaba suavemente con una aleta. ¡Era otra vez el pececito azul!
Pez Arcoíris, por favor, ¡no seas malo! Dame una de tus escamas brillantes, ¡aunque sea una muy, muy pequeñita! El pez Arcoíris dudó por un momento. “Si le doy una escama brillante muy pequeñita –pensó-, seguro que no la echaré de menos.” Con mucho cuidado, para no hacerse daño, el pez Arcoíris arrancó de su traje la escama brillante más pequeña de todas. ¡Toma, te la regalo! ¡Pero ya no me pidas más! ¿eh? ¡Muchísimas gracias! –contestó el pececito azul, loco de alegría-. ¡Qué bueno eres, pez Arcoíris! El pez Arcoíris se sentía muy raro. Siguió con la mirada al pececito azul durante un buen rato, viendo cómo se alejaba, haciendo zigzags, y deslizándose como un rayo en el agua con su escama brillante.
Al cabo de un rato, el pez
Arcoíris se vio rodeado de muchos otros peces que también querían que les
regalase una escama brillante. Y, ¡quién lo iba a decir! Arcoíris repartió sus
escamas entre todos los peces. Cada vez estaba más contento. ¡Cuánto más
brillaba el agua a su alrededor, más feliz se sentía entre los demás peces!
Al final, sólo se quedó con una escama brillante para él. ¡Había regalado todas las demás! ¡Y era feliz! ¡Tan feliz como jamás lo había sido! ¡Ven pez Arcoíris, ven a jugar con nosotros! –le dijeron todos los peces.
¡Ahora mismo voy! –les contó el pez. Arcoíris, y se fue contentísimo a jugar con sus nuevos amigos.
Al final, sólo se quedó con una escama brillante para él. ¡Había regalado todas las demás! ¡Y era feliz! ¡Tan feliz como jamás lo había sido! ¡Ven pez Arcoíris, ven a jugar con nosotros! –le dijeron todos los peces.
¡Ahora mismo voy! –les contó el pez. Arcoíris, y se fue contentísimo a jugar con sus nuevos amigos.
Se ha de responder las siguientes preguntas.
1- ¿Por qué el pez arcoíris se quedó sin amigos?
2-¿Cómo se sintió luego?
3- ¿De qué forma solucionó ese
problema?
4- ¿Por qué el pez arcoíris
quedó contentísimo?
5- Nombrá acciones, actitudes
o palabras que hacen que uno se quede con pocos amigos.
6- Nombrá acciones, actitudes
o palabras que ayuden para tener una mejor relación con tus compañeros
Actividad No 2
El buzón de las quejas o sugerencias
Se prepara un buzón, en el cual los niños escribirán qué cosas les
preocupan o inquietan dentro del aula, si tienen algún problema con algún
compañero o compañeros, si quieren proponer algo y colocaran el papelito en el
buzón, quien quiere lo firma y quien no, no lo hace. Semanalmente se leerán las inquietudes, se hablará sobre las
posibles soluciones, se agruparán los
problemas o intereses, y sobre todo se tomarán en cuenta las peticiones.
“Disfruten de las actividades y hagamos más agradable nuestro ambiente
dentro del aula”
www.waece.org/webpaz/bloques/aprender.htm